miércoles, 26 de septiembre de 2007

Cross al Yelmo. Donde correr no es de cobardes

Pues se levantó una buena mañana el domingo pasado para darse un "paseíto" por la pedriza sí...

La verdad es que es todo un carrerón, por lo bonito, duro, técnico, bien organizado y comilona de después.
Y entrando en materia decir que la carrera comenzó en sus 2 primeros kilómetros de asfalto con Miguelón y Món en cabeza dándolo todo, y después sin perder la cabeza, Món demarró dejando a todos por ahí desperdigados, rompiendo la carrera y yendo sin proponerselo a por esa noche de hostal por ser el primero en llegar a la pradera (punto más alto de la carrera). Ahora, que cuando comenzó lo duro de la ascensión (rocas, tierra, desnivel durísimo,...) pues ahí llegaron los especialistas, bueno dos realmente, porque Món coronó segundo. A estas alturas Miguelón ya había petado, Chusma iba lanzado ya segundo del Club y Pepe y Carlitos, con mucha cabeza y calma subían poco a poco y disfrutando también del paisaje.
Al comenzar la bajada ya si tomaron el mando los locos-valientes especialistas de esta disciplina que no titubean ni un momento y vuelan sobre las rocas. Món se apartaba en cuanto les sentía brincar por detrás, dejándoles paso cual Schumacker a Alonso, aún así el bajaba a toda leche incluso arriesgando más de la cuenta a veces. Al final un 7º estupendo puesto en 1:09´15´´, HACIENDO LA BAJADA EN 30´JUSTOS!! (los que llegaron detrás de él arriba y luego le sobrepasaron llegaron a 5´, 3´, ...INCREIBLE!!). Para haber dormido 7 horas en 2 días no está mal...
Jesús hizo una gran carrera llegando en 1:19´ y en el 35º puesto.
Miguelón fue de más a menos aunque un arranque final en la bajada asfaltada por Manzanares le hizo ganar varios puestos.

Y Carlos y Pepe fueron juntos, llegaron de la mano y concluyeron muy contentos. Pepe sin descansar y Carlos sin desmorrarse como el año anterior y avanzando en su recuperación.
Lo de desmorrarse, por cierto, muy fácil, 1 de cada tres llegados contusionado, yo a punto un par de veces y casi todos llenos de arañazos por las piernas y con las manos cortadas de agarrarse a las ramas y las zarzas.
Por cierto, el que a día de hoy no se muera de dolor por las agujetas es que el domingo no corrió una mierda.



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