lunes, 12 de noviembre de 2007

Guille y la "New York City Marathon" (04-11-07)

Bueno, pues después de tanto desear que llegara el 4 de Noviembre, ya pasó. Y pasó con mucha más pena que gloria. Me había imaginado muchas veces la carrera, sobre todo una entrada heroica y triunfal en Central Park y un tiempo final de 2:45. Esos eran mis planes, lo que luego pasó es que La Señora MARATHóN me asestó un durisimo golpe, un buen revolcón, una cura de humildad, y es que ¿Quien soy yo para querer tratarla de tú en nuestra primera cita ? que ingenuo.
Dejando ya las lamentaciones y demás reflexiones, os cuento un poco como fue la jornada.
El día despertó resplandeciente, igual que mi ánimo. Mis fuerzas estaban aparentemente recuperadas después del cansancio con el que me acosté, y es que la pateada que me di por las calles de Nueva York junto con los trastornos del cambio de hora, me habian pasado mayor factura de la que inicialmente había previsto. Aún así salí del albergue con mucha confianza. El trayecto hasta la salida fue largo, más de dos horas por metro, barco y autobus. Lo hice en compañia de una agradable señora californiana de 66 años que había corrido su primera marathón con 60 años y que al final hizo 3:54, ahí es nada. Llegué al animado fuerte en el que estaba montada la salida con dos horas de antelación. La organización, pese a mi inexperiencia en estos eventos, me parecio espectacular. La única pega fue que te meten en tu "corral" una hora antes, con lo que el calentamiento, en mi caso, se limitó a algunos estiramientos. Y así se llegó la tan ansiada hora, momentos después de escuchar el New York New York de Sinatra, ¡Que subidón!.
En los primeros pasos tras el pistoletazo, la primera en la frente. Me doy cuenta que tengo una arruga no pequeña en el calcetín (os pido que os ahorreis la colleja), decido no prestarle demasiada atención al asunto y desvío el cabreo al hecho de que se me había olvidado colocarme la pulsera de equivalencias de millas que me había dado Oscar. Así pasaron los 10 primeros kilómetros en los que creía llevar un ritmo que sobre el papel era el mio pero las que no eran mias eran las piernas. Las notaba raras, no iba sofocado pero no iba cómodo.
Durante la primera parte de la marathón, a su paso por el distrito de Brooklyn, el atleta tiene la ventaja de poder deleitarse con la sorprendente fiesta callejera que tienen montada los habitantes del barrio con motivo de la marathón. Hay una orquesta practicamente en cada manzana, el ruido a veces se hace atronador, ¡Impresionante!.
A partir del kilómetro 10 el dolor en el pie que me causa la arruga en el calcetín empieza a ser cada vez mayor, hasta que en el kilómetro 15 decido perder unos segundos y soltar lastre, me quito el calcetín. En mi cabeza empeba a rondar la idea de que no era mi día. Aun así paso la media en 1:22:43 y curiosamente me empiezo a sentir algo mejor, evaluo mis fuerzas y pienso que llevo reservas suficientes para doblar o incluso hacer la segunda parte algo más rápida. Es curioso que en esos momentos era cuando estaba consumiendo mis últimos cartuchos, duré poco más, me parece que fue en torno al 25 cuando noté de repente que me quedaba vacio.
Sabía lo que me pasaba, conocia esa sensación que médicamente se le llama hipoglucemia y coloquialmente pájara.
Pasamos un larguísimo y solitario puente para llegar a la 1ª avenida de Manhattan, 7 tortuosos kilometros de avenida. Luego, después de un breve paso por el Bronx volvimos a Manhattan. En esa segunda entrada cada atleta recibe una atronadora ovación, desde ahí hasta meta recuerdo españoles a cada paso. Hoy me emociono al pensar como se desgallitaban a mi paso pero en aquel momento yo solo podía sentir rabia. Rabia porque esos ánimos caian en saco roto y rabia porque esos ánimos no me llegaran en distinta situación, pero las cosas son como son. Y de esa forma conseguí llegar a meta, medio grogui. Recuerdo a un tio de la organización diciendome que no me durmiera y a un médico metiendome sal en la boca porque se me había subido el isquiotibial. ¡No somos nadie!

Podeis mirar mis fotos, que son todo un poema, en http://www.brightroom.com/go.asp?24475427 y luego metiendo en bib number el 1222.

Muchas gracias a todos por haber estado tan pendientes y por esos ánimos recibidos.

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